27 de noviembre de 2010

Epónimos de soplos cardiacos,haciendo un poco de historia

Después de la introducción del estetoscopio por René Laennec en 1819, el arte de la auscultación ganó fuerza con un grupo de pioneros que describieron los soplos cardíacos que ahora eran capaces de escuchar. Los principales médicos publicaron sus nuevas observaciones, y una robusta lista de epónimos nació para su uso por las futuras generaciones de médicos y el personal en prácticas médicas. A continuación se enumera una selección de algunos soplos cardíacos y sus epónimos.

Circuitos genéticos a medida reconfiguran las células humanas

Biólogos han construido un "circuito" genético programable que puede reintegrarse en las células para responder a demanda a casi cualquier señal deseada. Una versión del circuito hace a las células humanas sensibles a un medicamento antiviral - pero sólo si estás están sintetizando cantidades anormales de una proteína implicada en el cáncer. La técnica podría tener una amplia gama de usos, por ejemplo, persuadir a las células madre a transformarse en diferentes tejidos una vez dentro del cuerpo o hacer que las plantas actíven un programa de defensa en respuesta a una baja de nutrientes.

18 de noviembre de 2010

Las nuevas directrices de la AHA para la RCP cambian la secuencia del A-B-C por C-A-B

La AHA (American Heart Association) estableció las pautas de resucitación por primera vez en 1966, con el original "A-B-C" de la RCP (resucitación cardio-pulomar), esta estaba basada en la secuencia de mantener una vía aerea permeable abriendo las vías respiratorias de la víctima inclinando la cabeza hacia atrás, tapándose la nariz y llevando a cabo la respiración en la boca de la víctima, para luego realizar las compresiones en el pecho. Sin embargo, esta secuencia dio lugar a importantes retrasos (de aproximadamente 30 segundos) en el inicio de las compresiones de pecho para mantener la circulación de sangre oxigenada.

4 de noviembre de 2010

Sistema de impresión portátil de piel para quemaduras

Las lesiones por quemadura son una fuente frecuente de morbilidad y mortalidad en el campo de batalla, y representan un 10 a 30% de todos los siniestros. La mayoría de las quemaduras son lesiones masivas producidas en el campo de batalla y muchas veces se requieren injertos para su cobertura y reparación, ya que cualquier lesión del espesor total de la piel de más de 4 cm de diámetro no se cura por sí misma. Por desgracia, las opciones de tratamiento actuales son incapaces de abordar plenamente las necesidades específicas. Autoinjertos de piel y productos comercialmente disponibles son limitados en tamaño y algunos requieren un tiempo de preparación prolongado, lo que los hace inutilizables en los casos graves que requieren medidas rápidas y enérgicas para mantener la vida de los soldados heridos.

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